jueves, 20 de diciembre de 2007

La tele: ¿cómplice o enemiga del educador?

Por: Dora Prado*

Trabajar el tema de la televisión en relación a las posibilidades de ayuda al aprendizaje, al desarrollo de los alumnos, de su formación tiene que ver mucho no solamente con la cuestión electrónica, tiene que ver con la formación que reciben en los hogares, o sea la tele no hace por sí sola nada.
Si la tele encuentra un terreno con muchas debilidades en la formación del niño y el adolescente que está inmerso en un mundo de violencia, la tele va a reforzar esto. Lo mismo si tiene un hogar critico al niño le va a afectar y si no, no le va afectar mucho lo que le digan a través de la tele pero también podría viendo otras opciones lo que se llama la educación para formar perceptores activos que se está trabajando hace mucho tiempo en Latinoamérica.
En realidad la tele no tiene interferencia muy fuerte sobre el niño esto se da por la formación de los hogares. La escuela debe apoyar a los niños que provienen de hogares debilitados para que puedan ser perceptores activos, contestatarios y eduquen así a su propia familia.
La labor de la tele es informar la realidad basada en el punto de vista de quien informa y puede convertirse en un puente entre la escuela y la realidad por medio de dos formas: que los maestros se sirvan de la educación trabajando con los programas de tele haciendo los análisis oportunos, análisis críticos a lo que dice la tv y por otro lado, la tv podría mejorar su programación porque en realidad la tv del Perú y de Lima ponen los programas enlatados porque son menos costosos y problemáticos que hacer su propia producción, el 70 u 80 por ciento son programas enlatados, lo demás son noticieros. Habría que producir mejor, planificar mejor la producción.
La tele educativa no ha ‘pegado’ en nuestros países por falta de auspicio y porque falta convencer a la gente que a través de un buen programa educativo se puede vender también.
Hace años se tenía 12 programas de videos listos para lanzarlos al aire, solo faltaba que los pongan en pantalla, pero no salieron porque no habían auspiciadores que pagaran la media hora y nadie puso un solo centavo y se perdieron.
Los malos programas educativos creo que son producto de intenciones ocultas porque yo no creo que la gente que dirige los medios sea tan ignorante, hay intenciones ocultas que te presentan un programa con mala iluminación, mala audición, con todo mal, entonces la gente no lo ve y el medio argumenta: “ven, no hay raiting”. No hay raiting porque está mal hecho, así la gente dice los programas educativos son aburridos. En realidad no son aburridos los aburridos son los que hacen los programas.
En la elaboración de programas educativos no debe intervenir un comunicador audiovisual sin tener conocimientos de educación, pedagogía, didácticas. El comunicador audiovisual si va a dedicarse a eso, tiene que estar formado.
Si va a trabajar con un público infantil debe conocer psicología infantil, didáctica para trabajar con niños de seis, siete, ocho años. No es cuestión de poner bastante música, colores, a una chica que salte que grite porque eso los anima, quien ha dicho que a los niños les gustan los gritos, tal cantidad de colores, de sonido, eso lo creen ellos. Tal vez con eso en lugar de formar niños estamos deformando.
Yo usaba la televisión siendo profesora, la usaba intuitivamente para acercarme más a la realidad de mis alumnos. Usaba El Chavo del Ocho, usaba telenovelas, me preparaba para ver televisión, para que mis alumnos vean televisión. A veces les llevaba películas del Grupo Chasqui para trabajar imagen, veía la necesidad para hacer que estos niños vean lo que sucede fuera de la escuela y entiendan que lo que les da la escuela les sirve para responder afuera.
Los niños fueron capaces de hacer críticas a por ejemplo El Chavo del Ocho, identificaron la manera distinta de hablar de los personajes, que era un programa extranjero, trabajamos valores, identidad, de esa manera usamos la televisión.
Actualmente tenemos un proyecto para trabajar el asunto de la integración de las regiones del Perú, lo estamos avanzando, aunque lentamente.
Decir que los maestros no están preparados, o que no tiene entusiasmo no es cierto. Yo dicte un curso en Arequipa, era un auditorio con más de cincuenta profesores, no sabía cómo hacer para organizarlos y enseñarles a producir material audiovisual, al momento aparecieron siete, ocho cámaras y al final de la semanas tuvimos siete videos didácticos preparados por los profesores, cada grupo los había preparado de acuerdo a su especialidad: Arte, geografía, matemáticas, naturales. Todos desde el guión hasta la realización.
Los maestros tienen deseos pero las condiciones son problemáticas. Creo que sería interesantísimo formar una legión de maestros productores como hay en otros países.
El colegio debe ser formación. Los programas educativos deben promover la creatividad en todo sentido y la expresión de los alumnos. No hay estímulos para la expresión escrita de los alumnos y menos la expresión audiovisual.
El asunto es saber producir y saber negociar. Quien tiene posibilidades, acceso a los medios de televisión pone lo que sabe o que cree saber. La opinión del docente esta devaluada, nadie le quiere consultar al docente, los medios se sienten autosuficientes.
Si algún maestro es consultado o alguna universidad es invitada por algún medio es solo por amistad no porque sean los profesionales en educación más preparados para el proyecto y los resultados son catastróficos.

*Profesora de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Mesa de Lima- Perú.